Es indudable que desde sus comienzos la historia de la SFCC es un constante proyectarse hacia la comunidad.
Fue su razón de ser y lo sigue siendo. Es entonces que la SFCC como tal y sus integrantes individualmente, están con el ojo avizor hacia el medio social que nos circunda.
Como ciudadanos nos informamos, como miembros de la SFCC analizamos esa información y en la medida de nuestras posibilidades materiales, asistimos a aquellos cuya persona y situación, concuerdan con el objeto de la Sociedad.
Eso es, dentro de nuestro alcance, una proyección en el presente hacia el medio que nos rodea.
Nuestro Estatuto es claro: la sede en Montevideo, pero su acción es en todo el territorio del País. Si bien tenemos algunos «corresponsales» en el interior, igualmente y sin serlo, voces amigas nos ayudan a informarnos y nos ayudan a ayudar. Así aplicamos la solidaridad.
Pero también tenemos el ojo atento hacia el porvenir. Es muy importante para el futuro del País , para la próximo generación, que esté preparada y sólida, tanto desde el punto vista físico como espiritual.

Somos conscientes que el niño, aun antes de nacer y en particular durante sus primeros años de vida, debe recibir una alimentación adecuada al desarrollo del organismo. Además, debe recibir cada día, en todo el ámbito que lo rodea, una educación apropiada y libre de vicios. Cada adulto que se acerque a ese ser que crece, le va a dar algo de su impronta. Deseable que sea positiva , pero sabemos que también están presentes, factores negativos.
¿Qué puede hacer la SFCC? En la medida de sus posibilidades: «enseñar a pescar».
Lamentablemente esa enseñanza tiene sus costos materiales inevitables, muchas veces fuera del alcance de nuestros deseos. Es entonces que, en forma no sistemática, procuramos aportar algo, en esa dirección.
En oportunidad, organizando cursos informativos (deseable formativos), otras haciendo de puente entre alguien que necesita un trabajo y alguien que necesita un operario. Otras veces recibiendo de manos generosas, el alhajamiento de una casa que ha sido necesario desmontar y trasladamos esos enseres a quien los necesite o que ha sido castigado por una catástrofe.
Otras veces, mirando al futuro, coparticipando en becas totales o parciales a estudiantes que sus medios económicos son escasos pero su escolaridad y entusiasmo lo justifica.
No hay limitación en proyectarse hacia afuera y hacia el futuro. Sus límites son nuestros medios disponibles y nuestra imaginación.