El artículo 1 del Estatuto de la SFCC es sumamente claro en sus términos y conceptos. No obstante, es conveniente ampliar en algo, esas ideas, visualizando la proyección de ese Objeto de la Sociedad, en la ejecución cotidiana.
¿Qué podemos entender por «todos los medios a su alcance»?
Debemos entender que las herramientas de las que se dispone, son las materiales de la SFCC y también, los aportes, tanto materiales, pero sobretodo espirituales, que puedan aportar sus directivos o sus socios.
No todos los medios son, necesariamente, materiales.
¿Cómo determinamos «el socorro de quien lo necesita»?
El socorro es acercarle al necesitado, en principio, lo material, en la medida de las posibilidades de la SFCC.
Ahora bien, determinar a quién lo necesita, a veces, no es tan sencillo.
Existe el realmente necesitado, que las situaciones adversas de la vida lo han colocado en esa posición y el que finge para obtener ventajas o beneficios que no debería recibir.
Determinar quién es quién, lleva muchas veces a dudas. Es uno más de los tantos contrastes que nos presenta la vida diaria. Por eso, muchas veces hay que obrar con cautela y pidiendo al eventual beneficiario, que aporte un algo de su parte.
«Nadie es tan pobre que no pueda dar nada ni nadie es tan rico que no necesite algo»
«Nadie es tan fuerte como para hacer todo solo y nadie es tan débil que no pueda ayudar.
Es necesario entender y hacer entender que «todo cuesta», aún lo que viene de regalo.
Cuando se dice «sin distinción de nacionalidad, raza, religión ni opinión política» procura ser claro en ese sentido, aunque debe entenderse que esa distinción es recíproca. Conforme la SFCC ha de proceder en un todo con esta idea, es necesario que el beneficiario se abstenga de ostentar, de presionar o pretender hacer prevalente, su condición personal en estos aspectos.
La SFCC aplica los principios de la laicidad en la más pura y amplia acepción del término, tanto para sí como para su interlocutor.
Y termina el artículo 1 especificando las condiciones que si aplica y se auto aplica la SFCC para dar el socorro.
Marca dos conceptos muy importantes y muy claros: la situación de indigencia y la buena conducta.
La situación de indigencia presenta diversos orígenes: congénitos o accidentales.
Los congénitos son todo un tema de la sociedad en su conjunto. Aunque la SFCC volcara todas sus posibilidades, apenas sería un granito de arena en el gran tema a atender por la sociedad toda. No obstante, siempre se está atento a atender aunque sean casos puntuales.
Un problema solucionado o neutralizado, es un caso menos para el conjunto de la sociedad.
Pero el Siglo XXI nos indica, ampliando la idea del Siglo XIX, que a veces la indigencia no es sólo material, sino que también pasa a lo intelectual. Ahí es más difícil accionar o incidir. La solución pasa o empieza en la educación, en el sentido más amplio del concepto. No sólo la educación formal sino también la social. Es un tema digno de análisis: sociológico, sicológico, de sicología social. Es desmenuzar la sociedad, analizarla, dar diagnósticos y sobre todo hacer, ya que el tema consume su tiempo que se mide en generaciones enteras.
Finalmente, la buena conducta, ingrediente imprescindible desde el punto de vista de la SFCC.
Carencias materiales no son equivalentes a delito. Se puede, si sus conceptos son claros, ser indigente sin que eso conlleve a delinquir.
La SFCC ha de sentir grandes satisfacciones al ayudar a alguien que haya tenido la entereza, aun en situaciones adversas, de preservar y mantener esa buena conducta, con la que todos nacemos y el transcurrir de la vida, nos ha de poner a prueba.